Corail
2015-05-15 08:17:20 UTC
Hola a todos:
Es triste, muy triste, que se nos llame tontos a la cara y sin arrepentimiento. Con sorna, quizá.
No sé cuántas cosas se pueden considerar básicas entre las necesidades sociales de los votantes. La sanidad, la educación y, luego, un poco más lejos, el transporte público y las comunicaciones. Pero cuando hablamos de transporte público, si es que se habla algo, solo se hacen referencias al AVE, como si no hubiese otra cosa.
Después de los aeropuertos sin aviones, de los polideportivos sin jugadores, de las piscinas sin bañistas y de los macro-hospitales sin pacientes, llega el tren sin viajeros.
Tras meternos en el gran agujero de la despoblación rural, ahondamos en las diferencias y en lugar de tratar de hacer estadismo "con miras", como presumen algunos, lo más original que se les ocurre a todos los políticos es prometer más de lo mismo, pero como estamos en campaña electoral, prometen que bajarán las tarifas de la alta velocidad. Claro. No es la primera vez que se promete algo así. No es la primera vez que todo queda reducido a un juego de trilero con tarifas engañosas que rara vez se aplican.
No sé cómo se confeccionan los programas electorales y tampoco sé quién decide lo que necesita el pueblo. Hacer encuestas no es una buena solución por dos razones. La primera es que la propia encuesta condiciona las respuestas limitando las opciones y la segunda es que, si no funciona bien lo que tenemos, seguramente sea porque no estamos tomando bien las decisiones. A lo mejor, si probásemos a cambiar el modelo, las cosas serían diferentes.
Se habla de "indecisos" cuando los políticos tratan de vender la píldora a los que no están atados a ninguna ideología. Es ahí cuando un buen programa electoral podría decidir al votante, pero tampoco.
Un indeciso busca algo diferente a lo que prometen todos, un indeciso quiere que el político concrete (que no hable con palabras bonitas) y además, un indeciso quiere voluntades, no promesas.
Yo querría poder viajar a Aranda de Duero, a Burgos, a Benavente, a Tarragona, a Segovia y a cualquier otro sitio que no sea Madrid, Sevilla, Valladolid o Barcelona, con una buena oferta de servicios, a un precio razonable (y los de los autobuses sí que me parecen precios razonables), pero sin marearme y poder llegar de una pieza.
Me gustaría poder dejar mi equipaje en la estación para poder visitar bien el sitio. Me gustaría poder tratar con personas en las estaciones y en los trenes. Me pregunto por qué en cualquier estación de Suiza, EEUU o Inglaterra hay personal atendiendo al viajero y sin embargo aquí se asocia el progreso con las estaciones cerradas, los tornos de acceso y las cámaras de seguridad, que no vigilan nada, porque no están para eso.
Me gustaría que hubiese profesionales ferroviarios que lo fueran, especialmente en la Jefatura. Me gustaría que las decisiones que se toman en Renfe o Adif, se tomen en Renfe o en Adif, y no sean el producto de oscuras gestiones que se toman en consultoras externas, sin más interés por el ferrocarril que el de ganar dinero a su costa.
Querría que los políticos inaugurasen las obras a mitad de legislatura y que los proyectos públicos importantes durasen mucho más que cuatro años. Me gustaría que se volviese a la fórmula de los contratos-programa con vigencias largas y que la Ley penalizase cualquier cambio en un contrato de larga duración.
Me gustaría, en fin, que cualquier proyecto de importancia que afectase a una población concreta se llevase a votación y que se pudiese votar entre varias opciones posibles, no solo decir "si" o "no". Querría ver yo si la población de Burgos, la de León, la de Gijón, la de Segovia, la de Tarragona y todas esas ciudades afectadas por cambios caprichosos en los proyectos ferroviarios, hubiesen elegido quedar sin tren, o perder su acceso por intereses tomados por gente de fuera, con otros intereses.
Ahora que los políticos vuelven a acordarse de nosotros, ninguno de ellos. NINGUNO DE ELLOS, se ha acordado del ferrocarril convencional, ni del tráfico de mercancías por ferrocarril, ni de la vertebración de las zonas rurales o de las pequeñas ciudades.
Por eso, creo que no merece la pena hablar más del asunto.
Y vosotros, ¿a quién vais a votar?
Es triste, muy triste, que se nos llame tontos a la cara y sin arrepentimiento. Con sorna, quizá.
No sé cuántas cosas se pueden considerar básicas entre las necesidades sociales de los votantes. La sanidad, la educación y, luego, un poco más lejos, el transporte público y las comunicaciones. Pero cuando hablamos de transporte público, si es que se habla algo, solo se hacen referencias al AVE, como si no hubiese otra cosa.
Después de los aeropuertos sin aviones, de los polideportivos sin jugadores, de las piscinas sin bañistas y de los macro-hospitales sin pacientes, llega el tren sin viajeros.
Tras meternos en el gran agujero de la despoblación rural, ahondamos en las diferencias y en lugar de tratar de hacer estadismo "con miras", como presumen algunos, lo más original que se les ocurre a todos los políticos es prometer más de lo mismo, pero como estamos en campaña electoral, prometen que bajarán las tarifas de la alta velocidad. Claro. No es la primera vez que se promete algo así. No es la primera vez que todo queda reducido a un juego de trilero con tarifas engañosas que rara vez se aplican.
No sé cómo se confeccionan los programas electorales y tampoco sé quién decide lo que necesita el pueblo. Hacer encuestas no es una buena solución por dos razones. La primera es que la propia encuesta condiciona las respuestas limitando las opciones y la segunda es que, si no funciona bien lo que tenemos, seguramente sea porque no estamos tomando bien las decisiones. A lo mejor, si probásemos a cambiar el modelo, las cosas serían diferentes.
Se habla de "indecisos" cuando los políticos tratan de vender la píldora a los que no están atados a ninguna ideología. Es ahí cuando un buen programa electoral podría decidir al votante, pero tampoco.
Un indeciso busca algo diferente a lo que prometen todos, un indeciso quiere que el político concrete (que no hable con palabras bonitas) y además, un indeciso quiere voluntades, no promesas.
Yo querría poder viajar a Aranda de Duero, a Burgos, a Benavente, a Tarragona, a Segovia y a cualquier otro sitio que no sea Madrid, Sevilla, Valladolid o Barcelona, con una buena oferta de servicios, a un precio razonable (y los de los autobuses sí que me parecen precios razonables), pero sin marearme y poder llegar de una pieza.
Me gustaría poder dejar mi equipaje en la estación para poder visitar bien el sitio. Me gustaría poder tratar con personas en las estaciones y en los trenes. Me pregunto por qué en cualquier estación de Suiza, EEUU o Inglaterra hay personal atendiendo al viajero y sin embargo aquí se asocia el progreso con las estaciones cerradas, los tornos de acceso y las cámaras de seguridad, que no vigilan nada, porque no están para eso.
Me gustaría que hubiese profesionales ferroviarios que lo fueran, especialmente en la Jefatura. Me gustaría que las decisiones que se toman en Renfe o Adif, se tomen en Renfe o en Adif, y no sean el producto de oscuras gestiones que se toman en consultoras externas, sin más interés por el ferrocarril que el de ganar dinero a su costa.
Querría que los políticos inaugurasen las obras a mitad de legislatura y que los proyectos públicos importantes durasen mucho más que cuatro años. Me gustaría que se volviese a la fórmula de los contratos-programa con vigencias largas y que la Ley penalizase cualquier cambio en un contrato de larga duración.
Me gustaría, en fin, que cualquier proyecto de importancia que afectase a una población concreta se llevase a votación y que se pudiese votar entre varias opciones posibles, no solo decir "si" o "no". Querría ver yo si la población de Burgos, la de León, la de Gijón, la de Segovia, la de Tarragona y todas esas ciudades afectadas por cambios caprichosos en los proyectos ferroviarios, hubiesen elegido quedar sin tren, o perder su acceso por intereses tomados por gente de fuera, con otros intereses.
Ahora que los políticos vuelven a acordarse de nosotros, ninguno de ellos. NINGUNO DE ELLOS, se ha acordado del ferrocarril convencional, ni del tráfico de mercancías por ferrocarril, ni de la vertebración de las zonas rurales o de las pequeñas ciudades.
Por eso, creo que no merece la pena hablar más del asunto.
Y vosotros, ¿a quién vais a votar?