Corail
2013-12-09 19:04:43 UTC
Hola a todos:
Con el cambio de contrata de los servicios de restauración en ruta en los trenes de alta velocidad y grandes líneas, no solo cambia el nombre de la empresa que los presta, sino también la atención prestada.
Antes, viajando en Preferente o Club, tenías derecho a un pequeño servicio de cátering que podía ir de un simple snack hasta la comida o la cena a bordo, incluída en el precio del billete. En los trenhotel prestados con Talgos IV o V, cuando viajabas en Gran Clase tenías derecho a una cena a la carta y al desayuno del día siguiente. Opcionalmente podías disfrutar de esta cena o del desayuno pagándolo.
Pues bien... se acabó lo que se daba.
No es que me importe demasiado que Renfe elimine prestaciones (ya podían ahorrarnos el trámite asqueroso del "check-in"), sino que todo esto se hace sin tocar los precios... no me refiero a las tarifas promocionales (que al final son las que acabamos pagando todos los que no viajamos con cargo a una empresa), sino a las tarifas regulares.
El nuevo servicio significa que si antes tenías en nómina a un camarero y cuatro auxiliares en cada tren AVE, a partir de ahora solo conservaremos al camarero, al que aumentaremos brutalmente su carga de trabajo y posiblemente, no su sueldo. El resto de la gente se irá a la cola del paro, pero todos seguiremos pagando lo mismo por ese servicio que ya no se prestará.
Un ilustre participante del foro piensa que todo el problema está en los sueldos de los Maquinistas, pero resulta que ahora alguien va a hacer el chollo de su vida embolsándose un dinerín que viene de un servicio que se prestaba y que ahora ya no se prestará más.
Las masas borreguiles seguiremos usando el tren sin protestar. Un tren carísimo que ya pagamos con nuestros impuestos aunque lo usemos bien poco (vivo en una isla y sé lo que es contribuir para no recibir).
Hagamos memoria... Hace siete añitos, cuando coexistían los Aves y los trenecitos normales, Renfe nos deslumbraba a todos con el servicio a bordo propio de los mejores tiempos de la aviación, en contraste con los trenecitos convencionales, en los que pagabas un billete y a cambio viajabas (el bocadillo de lentejas era un equipamiento opcional permitido y consentido socialmente).
Ahora que ya no quedan trenecitos convencionales, ahora que ya todo es AVE y no hace falta deslumbrar a nadie con nada, se suprimen todos esos lujos de reclamo y nos quedamos como estábamos, pero eso sí... con trenes más rápidos (y proporcionalmente muchísimo más caros).
Solo espero que vuelva a estar permitido el uso del bocadillo de lentejas en clase Preferente, porque no pienso dejarme una pasta para que me cobren un dineral por el cutre sandwich que antes al menos me "regalaban" con el precio del billete.
De la cena a la carta en los trenhotel ya no hablaré, porque dentro de 10 años nadie se creerá que existiese ningún tren de Renfe donde pudieses cenar con mantel de tela, cubiertos de metal, vajilla de cristal y comida cocinada a bordo, sin usar esos hornos de recalentar recipientes de aluminio que ahora Renfe usará contadas ocasiones.
Esto, señores, es el tercer mundo, por mucha alta velocidad que tengamos.
Hasta pronto.
Con el cambio de contrata de los servicios de restauración en ruta en los trenes de alta velocidad y grandes líneas, no solo cambia el nombre de la empresa que los presta, sino también la atención prestada.
Antes, viajando en Preferente o Club, tenías derecho a un pequeño servicio de cátering que podía ir de un simple snack hasta la comida o la cena a bordo, incluída en el precio del billete. En los trenhotel prestados con Talgos IV o V, cuando viajabas en Gran Clase tenías derecho a una cena a la carta y al desayuno del día siguiente. Opcionalmente podías disfrutar de esta cena o del desayuno pagándolo.
Pues bien... se acabó lo que se daba.
No es que me importe demasiado que Renfe elimine prestaciones (ya podían ahorrarnos el trámite asqueroso del "check-in"), sino que todo esto se hace sin tocar los precios... no me refiero a las tarifas promocionales (que al final son las que acabamos pagando todos los que no viajamos con cargo a una empresa), sino a las tarifas regulares.
El nuevo servicio significa que si antes tenías en nómina a un camarero y cuatro auxiliares en cada tren AVE, a partir de ahora solo conservaremos al camarero, al que aumentaremos brutalmente su carga de trabajo y posiblemente, no su sueldo. El resto de la gente se irá a la cola del paro, pero todos seguiremos pagando lo mismo por ese servicio que ya no se prestará.
Un ilustre participante del foro piensa que todo el problema está en los sueldos de los Maquinistas, pero resulta que ahora alguien va a hacer el chollo de su vida embolsándose un dinerín que viene de un servicio que se prestaba y que ahora ya no se prestará más.
Las masas borreguiles seguiremos usando el tren sin protestar. Un tren carísimo que ya pagamos con nuestros impuestos aunque lo usemos bien poco (vivo en una isla y sé lo que es contribuir para no recibir).
Hagamos memoria... Hace siete añitos, cuando coexistían los Aves y los trenecitos normales, Renfe nos deslumbraba a todos con el servicio a bordo propio de los mejores tiempos de la aviación, en contraste con los trenecitos convencionales, en los que pagabas un billete y a cambio viajabas (el bocadillo de lentejas era un equipamiento opcional permitido y consentido socialmente).
Ahora que ya no quedan trenecitos convencionales, ahora que ya todo es AVE y no hace falta deslumbrar a nadie con nada, se suprimen todos esos lujos de reclamo y nos quedamos como estábamos, pero eso sí... con trenes más rápidos (y proporcionalmente muchísimo más caros).
Solo espero que vuelva a estar permitido el uso del bocadillo de lentejas en clase Preferente, porque no pienso dejarme una pasta para que me cobren un dineral por el cutre sandwich que antes al menos me "regalaban" con el precio del billete.
De la cena a la carta en los trenhotel ya no hablaré, porque dentro de 10 años nadie se creerá que existiese ningún tren de Renfe donde pudieses cenar con mantel de tela, cubiertos de metal, vajilla de cristal y comida cocinada a bordo, sin usar esos hornos de recalentar recipientes de aluminio que ahora Renfe usará contadas ocasiones.
Esto, señores, es el tercer mundo, por mucha alta velocidad que tengamos.
Hasta pronto.