Corail
2013-12-09 19:42:53 UTC
Un día, por equivocación, introduje una fecha al azar en el panel de mandos del "condensador de fluzo" del Delorean y tras pasar de los 140Km/h, me planté en el pasado.
Ya que estaba, me propuse dar una vuelta por ahí... y llegué a Irún... Era mediodía. El expreso de Madrid llegaba con algo de retraso y estacionaba con parsimonia. Aproveché para subir en él y llegar hasta París, pero mi entusiasmo duró poco... Unos minutos después llegábamos a Hendaya y debíamos transbordar.
Tras visitar París (ciudad que encontré poco cambiada, por cierto), decidí viajar hacia Barcelona. De nuevo, un flamante tren rápido abandonaba la Gare de Lyon para llegar hasta Barcelona, pero no pude continuar el viaje hacia Madrid, porque de nuevo debíamos cambiar de tren.
Me empezó a mosquear un poco este viaje en el tiempo, porque en vez de llegar a la estación de Príncipe Pío, lo hacíamos en otra que aparentaba ser más moderna (mamotreto que dirían), pero al mismo tiempo tenía evidentes síntomas de desgaste.
Fue entonces cuando se me ocurrió consultar un periódico del día y comprobé horrorizado que seguíamos en el año 2013... El Delorean no había viajado en el tiempo, simplemente seguíamos en el futuro.
Días más tarde arreglé el Delorean y viajé al año 1993... De Madrid a París fui durmiendo, en una cama, en una noche, sin transbordos, sin rollos de homologación de sistemas de señalización en cabina. Dicen que tardé 14 horas, pero para mí no fueron más de 3... las que tardé en cenar a todo lujo, y el tiempo que tuve para ducharme y desayunar... el resto fue tiempo útil bien aprovechado para dormir... dicen que pasé por Aranda, pero podía haber pasado por Valladolid o por Moscú, porque más allá de lo que vi por las ventanillas antes de dormir, el tiempo de viaje fue empleado para contar borreguitos al principio y viajar por las galaxias en un sueño tan agradable como breve...
Digo breve porque desperté totalmente repuesto, era muy temprano y París empezaba el día conmigo... En ningún momento tuve la sensación ni el cansancio típico que te queda en el cuerpo tras un largo viaje.
Pero resulta que también soñaba... no había Delorean, ni condensador de fluzo, ni trenhotel, ni nada... Al despertar de ese amargo sueño comprobé que había regresado al año 2014... el futuro... ese futuro que soñábamos en nuestra generación vistiendo trajes de astronauta, viajando en nave espacial para hacer la compra y departiendo cotilleos locales con alienígenas de orígenes exóticos y remotos.
Nada de eso... Ni alienígenas, ni naves espaciales, ni viajes en el tiempo, ni trenhotel, ni nada... Nos queda la mierda que Renfe y SNCF han estado cocinando para nosotros con el consentimiento de la Comunidad Europea. Una mierda que nos comeremos de aquí al futuro... un futuro por el que he dejado de sentir curiosidad. ¿Realmente merecíamos este final?
Ya que estaba, me propuse dar una vuelta por ahí... y llegué a Irún... Era mediodía. El expreso de Madrid llegaba con algo de retraso y estacionaba con parsimonia. Aproveché para subir en él y llegar hasta París, pero mi entusiasmo duró poco... Unos minutos después llegábamos a Hendaya y debíamos transbordar.
Tras visitar París (ciudad que encontré poco cambiada, por cierto), decidí viajar hacia Barcelona. De nuevo, un flamante tren rápido abandonaba la Gare de Lyon para llegar hasta Barcelona, pero no pude continuar el viaje hacia Madrid, porque de nuevo debíamos cambiar de tren.
Me empezó a mosquear un poco este viaje en el tiempo, porque en vez de llegar a la estación de Príncipe Pío, lo hacíamos en otra que aparentaba ser más moderna (mamotreto que dirían), pero al mismo tiempo tenía evidentes síntomas de desgaste.
Fue entonces cuando se me ocurrió consultar un periódico del día y comprobé horrorizado que seguíamos en el año 2013... El Delorean no había viajado en el tiempo, simplemente seguíamos en el futuro.
Días más tarde arreglé el Delorean y viajé al año 1993... De Madrid a París fui durmiendo, en una cama, en una noche, sin transbordos, sin rollos de homologación de sistemas de señalización en cabina. Dicen que tardé 14 horas, pero para mí no fueron más de 3... las que tardé en cenar a todo lujo, y el tiempo que tuve para ducharme y desayunar... el resto fue tiempo útil bien aprovechado para dormir... dicen que pasé por Aranda, pero podía haber pasado por Valladolid o por Moscú, porque más allá de lo que vi por las ventanillas antes de dormir, el tiempo de viaje fue empleado para contar borreguitos al principio y viajar por las galaxias en un sueño tan agradable como breve...
Digo breve porque desperté totalmente repuesto, era muy temprano y París empezaba el día conmigo... En ningún momento tuve la sensación ni el cansancio típico que te queda en el cuerpo tras un largo viaje.
Pero resulta que también soñaba... no había Delorean, ni condensador de fluzo, ni trenhotel, ni nada... Al despertar de ese amargo sueño comprobé que había regresado al año 2014... el futuro... ese futuro que soñábamos en nuestra generación vistiendo trajes de astronauta, viajando en nave espacial para hacer la compra y departiendo cotilleos locales con alienígenas de orígenes exóticos y remotos.
Nada de eso... Ni alienígenas, ni naves espaciales, ni viajes en el tiempo, ni trenhotel, ni nada... Nos queda la mierda que Renfe y SNCF han estado cocinando para nosotros con el consentimiento de la Comunidad Europea. Una mierda que nos comeremos de aquí al futuro... un futuro por el que he dejado de sentir curiosidad. ¿Realmente merecíamos este final?